Compartimos este video de la agrupación Padres Ciudadanos (2018), que informa y alerta sobre la estrategia en sexualidad -ideologizada y anticientífica-,, que se comenzó a implementar en los colegios durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet y que fue posteriormente respaldada por Sebastián Piñera y sus ministros de educación Gerardo Varela, Marcela Cubillos y Raúl Figueroa..
¿Por qué los niños en Chile están en peligro de ver dañada su identidad desde la más tierna infancia? La razón de fondo es el Acuerdo de Solución Amistosa -ASA- que el Estado de Chile firmó el 11 de Junio de 2016 con el Movimiento de Liberación Homosexual -MOVILH-, en respuesta a la demanda que este presentó ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos el año 2012.
El inciso 6º de dicho Acuerdo, señala expresamente:
“El deber de resguardar que el Plan de Formación Ciudadana y el Programa de Sexualidad, Afectividad y Género, junto con los protocolos y cartillas sobre inclusión y no discriminación, incluyan contenidos que aborden la diversidad sexual, complementarios a la base curricular nacional y los planes de estudio para los niveles de educación parvularia y escolar.”
En razón de dicho acuerdo, el gobierno de Bachelet se dedicó junto al MOVILH, a preparar la estrategia de educación sexual, afectividad y género, que posteriormente fue respaldada por el gobierno de Piñera.
Usando como justificación un supuesto “discurso de odio” y expresiones como “homofobia”, “lesbofobia”, “transfobia”, para referirse a todos aquellos que no quieren que sus hijos sean hipersexualizados y adoctrinados en género, esta ideología se impone en los establecimientos educacionales de todo Chile.
El mensaje, más vigente que nunca, es un llamado a actuar, a no callarse. Nuestra vida será, ciertamente, más fácil si escogemos el silencio, pero la vida de nuestros hijos, no; la decisión es nuestra.
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* La CIDH es un órgano de la Organización de los Estados Americanos (OEA), cuyo deber es promover la observancia y la defensa de los derechos humanos con apego a lo que establecen la Carta de la OEA y de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Sin embargo sus sentencias apuntan más bien a imponer en la Región una agenda cuyos principios son totalmente ajenos y contradicen ambos instrumentos internacionales en su espíritu y letra