Abrazo de Amor. El Privilegio de Educar en una Sana Sexualidad

Autora: Rosario Laris, PH.D., para ISFEM, 2020.

¿Cómo afrontar la educación sexual de nuestros hijos, si no hemos sido formados en ello? Esta es la pregunta que nos planteamos muchos padres cuando, cada vez más temprano que tarde, nos vemos enfrentados a este gran desafío. Nos gustaría que pudieran vivir una sexualidad sana y evitar que cayeran en conductas de riesgo que sabemos los harán infelices, dejando una huella de dolor no solo en sus vidas, sino también en las de otros.

En la actualidad, somos testigos de la fuerte presión que se ejerce sobre los jóvenes a través de los medios de comunicación y, lamentablemente, no pocas veces por medio de políticas públicas profundamente equivocadas, instándolos, bajo una falsa promesa de libertad a vivir una sexualidad desordenada, egoísta, y ajena a cualquier tipo de compromiso o responsabilidad. ¿Cómo poder orientarlos para que aprendan a discernir aquello que hará sus vidas más plenas?

En este contexto, El Abrazo de Amor viene en nuestra ayuda, proporcionándonos información valiosa, datos “duros” científicamente comprobados, hoy en día fundamentales para dar argumentos de peso en un tema que suele ser controvertido y muchas veces confuso. Según avanzamos en su lectura, advertimos la importancia de formarnos en lo que realmente implica vivir la sexualidad y cómo ello determina el futuro de las personas. Pero si los argumentos científicos son importantes, tanto o más relevante es volver al sentido común, a distinguir lo bueno de lo malo, y rescatar valores como el respeto de sí mismo y del otro.

Con un lenguaje directo y sencillo, la Doctora Laris nos invita a asumir la misión de educar a nuestros hijos en la verdadera dimensión de la sexualidad. Los ejemplos de casos reales que nos presenta, hacen que la tarea sea más fácil y revelan lo importante que es ser padres presentes, dispuestos a invertir tiempo y energía en su formación. No tengamos miedo; los padres somos los más indicados para llevar a cabo esta misión pues nadie conoce mejor a nuestros hijos que nosotros.  No solo es nuestro deber, también es nuestro privilegio. Poder orientarlos, teniendo siempre presente sus edades e inquietudes, a vivir responsablemente la sexualidad, haciéndoles ver que todo acto tiene sus consecuencias y que las decisiones que tomarán en la juventud son importantes porque determinarán su futuro, es una maravillosa forma de demostrarles nuestro amor.

 

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