Difícil momento para las instituciones de educación superior: En la actualidad, elogiar a la familia, citar a un teólogo reconocido o defender la libertad de pensamiento,  puede conseguir que te “cancelen”

En junio del 2022, Christian fue elegido para dar el discurso de graduación en la Universidad Autónoma de Baja California. En esa oportunidad,  animó a sus compañeros, agradeció a la facultad y habló sobre los temas sociales y culturales que consideraba importantes. Resultado: Los profesores lo “cancelaron”, argumentando que el suyo era un “discurso de odio” y solicitaron, como sanción, que se le retuviera su licencia profesional. En otras palabras, que se le impidiera ejercer la profesión por la que tanto había luchado.

Gracias a la intervención de ADF International  apoyando la causa de Christian, la Universidad rechazó la solicitud de los profesores  y ahora él es libre de ejercer su profesión. La Universidad consideró que las reclamaciones presentadas por los profesores eran infundadas, desestimando así todas sus peticiones.

No obstante la victoria lograda  y lo que ello significa para la libertad de expresión, para México, y para el buen juicio, Christian nunca debió verse enfrentado a esta situación. La realidad, sin embargo, es que se trata de un problema creciente en los campus universitarios en México, Estados Unidos, Canadá, y en toda Europa. Producto de la omnipresente cultura de la cancelación, Christian sufrió daño reputacional y estuvo a un paso de no poder ejercer su profesión. “Lo que me ha pasado muestra lo peligroso que es cuando profesores con agendas ideológicas tratan de castigar a los estudiantes con los que no están de acuerdo”,afirmó Christian. Ello no es aceptable, en ninguna institución de educación superior, en ningún lugar del mundo.

La libertad de expresión forma parte de nuestras  libertades fundamentales y nadie debería ser castigado por decir la verdad, aún cuando ello contradiga la opinión de la mayoría, ni por  mantenerse firme en aquello que es bueno, correcto y verdadero.  Las Universidades están llamadas a ser bastiones de la libertad de expresión y de la tolerancia, donde el debate y el contraste de ideas sea celebrado, y no ahogado por el pensamiento único.

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Fuente: Tomado del artículo “Las instituciones de educación superior no están pasando por su mejor momento”, ADF International, por Kristina Hjelkrem, asesora legal para América Latina.

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