Primero fue Reino Unido, después Finlandia, luego Suecia y ahora se une Noruega: los países son cada vez más conscientes de los daños que produce el seguidismo del lobby trans entre sus habitantes, especialmente los jóvenes, y se suman a una creciente corriente basada en la ciencia para limitar las llamadas “terapias de reasignación de género”. Entre ellas se encuentran los bloqueadores de la pubertad, las terapias hormonales y de afirmación, las políticas de “transición social” y, en último término, la cirugía.
El caso de Noruega no solo es el más reciente sino también uno especialmente significativo, pues fue el tercer país del mundo en permitir que los menores de edad “cambiasen” de sexo, al margen de la opinión médica.
La decisión de las autoridades noruegas tiene su origen en un reciente artículo publicado en la revista académica Archives of Sexual Behavior acerca de cómo se ha prescindido de la aplicación del efecto placebo al respaldar la reasignación de género, así como en el anuncio por parte de la Junta de Investigación de Atención Médica de Noruega de revisar sus pautas al respecto. El motivo, la ausencia de evidencia científica en el llamado “tratamiento de afirmación”. Asimismo, la Junta reconoció que la prevalencia de la disforia de género -quienes siguen sufriéndola- después de la pubertad sigue sin abordarse.
El relato pro – reasignación, “desmoronándose”:
Lo cierto es que la narrativa pro-reasignación está en vías de “desmoronarse”, en palabras de la doctora Debra Soh, neurocientífica y escritora. Según esta, investigaciones existentes muestran que la mayoría de los niños con disforia de género se sienten cómodos con sus cuerpos al pasar por la pubertad y que aquellos que desean hacer una transición repentina después de la pubertad pueden estar experimentando un contagio social. Sin embargo, estos estudios habían sido descartados, porque no encajan en la narrativa activista pro LGBT.
Así, el informe emitido por la Junta ha concluido que la terapia hormonal, la cirugía de reasignación de género o las hormonas sexuales cruzadas deben ser relegados al ámbito experimental y que no deberían estar disponibles en la práctica clínica, siendo necesario “revisar” las políticas de afirmación.
“La base de conocimiento, especialmente el basado en la investigación para el tratamiento de afirmación de género (hormonal y quirúrgico), es deficiente y los efectos a largo plazo son poco conocidos. Esto es particularmente cierto para la población adolescente donde tampoco se conoce la estabilidad de su incongruencia de género”, argumenta el informe de la agencia.
Los autores del informe también han mostrado su preocupación por un aspecto cada vez más difundido y probado como son las afecciones mentales o trastornos cognitivos en quienes dicen sufrir disforia de género, aspectos generalmente desoídos por los “especialistas” sanitarios del ámbito de la reafirmación.
Según se desprende del informe, el 75% de los menores diagnosticados presentan una alta prevalencia de enfermedades como el TDAH, el autismo o el síndrome de Tourette, antes de que les diagnostiquen disforia de género.
El informe también apunta a una extensa lista de efectos secundarios que pueden ocurrir durante la reasignación de sexo de hombre a mujer, que incluyen enfermedades hepáticas, reacciones psicológicas negativas, mayor riesgo de trombosis o hipertensión arterial. Al pasar de mujer a hombre, se conocen efectos secundarios como aumento del recuento de glóbulos rojos, cicatrización, edema o infertilidad, que pueden resultar tanto de procedimientos quirúrgicos como de tratamientos hormonales. El informe fue motivado por numerosas quejas de familiares de menores que cuestionan la seguridad de los tratamientos.
Aunque son los más decididos, Noruega, Suecia, Finlandia o Reino Unido no son los únicos que dan pasos hacia una revisión o supresión de las políticas de reafirmación. También es el caso de los estados de Florida, Tennessee, Montana o Alabama en Estados Unidos, con recientes normativas que prohíben a los menores acceder a tratamientos de transición con hormonas o cirugía.
Otros países que se han apuntado recientemente al anuncio de medidas para limitar, revisar o reconfigurar los tratamientos de género en menores podrían estar motivados por la cercanía de procesos electorales. Es el caso de Eslovaquia, que anunció la propuesta de ilegalizar los cambios de género y cuyas elecciones parlamentarias se celebrarán el 30 de septiembre de este año.
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Fuente: religionenlibertad.com, tomado del artículo “El discurso LGBTI desmoronándose: Noruega también restringirá los tratamientos trans en menores”, por José María Carrera, 9 Junio 2023